De pronto, llegaron un día los obreros.
Humedecieron la tierra con mangueras, aplanaron la zona.
Desde las ventanas, quienes veíamos aquello, pensamos: ¿Será que por fin nace el parque verde La Carlota?
Máquinas que iban y venían.
La gente comenzó a indagar y hacerse preguntas. Los medios informaron acerca de aquel inusual movimiento. Eran tantas las máquinas, que no parecía bueno. Finalmente el ministro Francisco Sesto dilucidó la incógnita: se instalará una concretera que fabricará 4 mil metros cúbicos de cemento al día. Y aunque primero dijo que permitiría la construcción del tan esperado parque (porque hace falta una pasarela de cemento que una a La Carlota con el parque del Este) luego aclaró: no ocurrirá sino en cuatro o cinco años.
Los vecinos se sintieron engañados:
No solo no habrá un parque: en su lugar, se levantan dos enormes chimeneas por las que muy pronto saldrá sílice, monóxido de carbono, dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, azufre, entre otros componentes, que pueden generar enfermedades pulmonares, de la piel, cáncer, alergias, por solo nombrar algunas.
El futuro es tan oscuro como el cielo contaminado que pronto se extenderá desde La Carlota a toda la ciudad de Caracas.
Por la zona circularán al menos 500 camiones cada día para sacar el concreto, sin contar los cerca de mil que trasladarán los materiales. El tráfico, que ya es complicado, será un verdadero infierno. Además, para mezclar el concreto, necesitarán el agua que consumen unas 400 familias al día.
Para mayor tristeza, las guacamayas y loros que surcan la zona, se alejarán por la contaminación.
Es un futuro que está a la vuelta de la esquina:
Los obreros trabajan de día y noche, en feriados, a toda hora, en un ejercicio febril e intenso.
Quienes viven enfrente lo saben porque el ruido que hacen los camiones y las maquinarías no les deja dormir.
De la nada, surgió, donde todos esperaban un parque verde, (es decir un espacio para la paz, para la naturaleza, para el relax y el encuentro humano), una fábrica de concreto.
Por eso, los vecinos ahora la llaman la concretera de la muerte.
Aunque parezca la lucha de David contra Goliat, asiste a la reunión en la sede de Asochuao (detrás de la bomba Texaco) este jueves 19 de abril a las 4 de la tarde.
Solo unidos, podremos detenerla.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar