El aire de Caracas se llena de cemento
07:29 am 29-Abr de 2012Maolis Castro
La exposición a las sustancias químicas que emanan de las plantas causa enfermedades respiratorias. Las fábricas de materiales de construcción operan en zonas residenciales de la capital
La nube de polvo pardusco que se apodera de la escuela Doña Esther de Gouverner, cerca del puente Los Leones en El Paraíso, proviene de la planta de concreto La Yaguara.
Pese a que la fábrica no está a simple vista, suele ser detectada con facilidad por el sentido del olfato.
Karina Alonzo, supervisora docente del centro de educación, asegura que el penetrante olor emanado por la planta podría representar una molestia menos considerable. "Son las consecuencias las que preocupan, no el olor. Tenemos 260 niños en diferentes horarios y 45 trabajadores", indica.
El concreto causó enfermedades respiratorias en la zona.
"Desde hace seis meses ha empeorado la situación, aunque la concretera tiene más tiempo. Cada semana tenemos casos de niños que se enferman de gripe, asma o algún virus.
Hemos tocado varias puertas para buscar ayuda", señala.
La escuela, que atiende a niños de edades comprendidas entre 1 y 6 años, no es el único lugar lleno de polvo de cemento. Al lado de la institución está el Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño.
Una trabajadora del centro médico, que prefirió no identificarse por temor a represalias laborales, afirma que los pacientes también son afectados por la planta de concreto.
"Es triste que acudan para que los atiendan por unas enfermedades y salgan con otras.
La unidad de rehabilitación es la más perjudicada por su cercanía con la concretera", explica. También se encuentran comercios, vendedores ambulantes y algunas viviendas en las adyacencias de la planta.
El Ministerio del Ambiente y el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, adscrito al Ministerio de Salud, conocen las consecuencias de la fabricación de concreto en el lugar.
La planta fue instalada hace más de un año, aproximadamente, para surtir de material a una obra de la Gran Misión Vivienda, depende de la Corporación Socialista de Cemento y tiene la meta de construir más de 1.104 apartamentos para damnificados.
Delymar Blanco, maestra del plantel, reinventa estrategias para afrontar diariamente el remolino de partículas contaminantes. Sacude las cortinas para torear el aire, pasa paños húmedos por mesas y ventanas y barre por lo menos dos veces al día. "Nunca es suficiente, siempre se vuelve a ensuciar todo de polvo", asegura.
El relato de la mujer es entrecortado por su tos escandalosa. "Todos vivimos enfermos aquí, siempre hay alguien con gripe. En noviembre tuve bronquitis y luego no ha dejado de acompañarme esta tos.
Los niños también están sufriendo. Esta semana uno está hospitalizado debido a una infección respiratoria y tres están de reposo por conjuntivitis".
Ruth Marcano, otra docente, tuvo una experiencia preocupante hace dos semanas. Como inhaló mucho polvo, este descendió al aparato respiratorio y ella sintió una pesadez equivalente al concreto en el pecho. "Me asfixiaba. Fue algo desesperante. Nunca he sufrido de asma, pero últimamente me estoy enfermando de la respiración", cuenta.
Víctimas habituales. El perfil es la vulnerabilidad. Los niños, las mujeres embarazadas, las personas de la tercera edad y las personas con antecedentes de enfermedades respiratorias son los blancos más comunes de las plantas de concreto localizadas en zonas residenciales.
Ana Carvajal, miembro de la Sociedad Venezolana de Neumunología, asegura que laexposición a los elementos químicos producidos en fábricas de concreto o cemento puede ocasionar asma, conjuntivitis, irritación en la piel, silicosis, bronquitis, cáncer de pulmón, entre otras afecciones.
"Todo depende del grado de exposición, la predisposición física y la capacidad del viento para esparcir las partículas contaminantes. Un día de exposición, por ejemplo, puede ser suficiente para causar una bronquitis en una persona que sufra de enfermedades respiratorias", explica.
En la capital hay, por lo menos, seis fábricas de concreto y una de cemento en zonas urbanas. Además de la que está en El Paraíso, hay otras en Santa Eduvigis, La Carlota, Juan Pablo II de Montalbán, Santa Mónica y La Rinconada.
Edinson Ferrer, concejal de la Comisión de Ambiente del Cabildo Metropolitano, considera que el Gobierno no ha tomado medidas para evitar la instalación de estas plantas. "En las ordenanzas se indican que son zonas urbanas o verdes, pero esto no se ha acatado. Se pasa por encima de los municipios y los vecinos. También se hace caso omiso a la Constitución Nacional que expone el derecho de conservar el ambiente", asegura.
Pese a que la fábrica no está a simple vista, suele ser detectada con facilidad por el sentido del olfato.
Karina Alonzo, supervisora docente del centro de educación, asegura que el penetrante olor emanado por la planta podría representar una molestia menos considerable. "Son las consecuencias las que preocupan, no el olor. Tenemos 260 niños en diferentes horarios y 45 trabajadores", indica.
El concreto causó enfermedades respiratorias en la zona.
"Desde hace seis meses ha empeorado la situación, aunque la concretera tiene más tiempo. Cada semana tenemos casos de niños que se enferman de gripe, asma o algún virus.
Hemos tocado varias puertas para buscar ayuda", señala.
La escuela, que atiende a niños de edades comprendidas entre 1 y 6 años, no es el único lugar lleno de polvo de cemento. Al lado de la institución está el Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño.
Una trabajadora del centro médico, que prefirió no identificarse por temor a represalias laborales, afirma que los pacientes también son afectados por la planta de concreto.
"Es triste que acudan para que los atiendan por unas enfermedades y salgan con otras.
La unidad de rehabilitación es la más perjudicada por su cercanía con la concretera", explica. También se encuentran comercios, vendedores ambulantes y algunas viviendas en las adyacencias de la planta.
El Ministerio del Ambiente y el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, adscrito al Ministerio de Salud, conocen las consecuencias de la fabricación de concreto en el lugar.
La planta fue instalada hace más de un año, aproximadamente, para surtir de material a una obra de la Gran Misión Vivienda, depende de la Corporación Socialista de Cemento y tiene la meta de construir más de 1.104 apartamentos para damnificados.
Delymar Blanco, maestra del plantel, reinventa estrategias para afrontar diariamente el remolino de partículas contaminantes. Sacude las cortinas para torear el aire, pasa paños húmedos por mesas y ventanas y barre por lo menos dos veces al día. "Nunca es suficiente, siempre se vuelve a ensuciar todo de polvo", asegura.
El relato de la mujer es entrecortado por su tos escandalosa. "Todos vivimos enfermos aquí, siempre hay alguien con gripe. En noviembre tuve bronquitis y luego no ha dejado de acompañarme esta tos.
Los niños también están sufriendo. Esta semana uno está hospitalizado debido a una infección respiratoria y tres están de reposo por conjuntivitis".
Ruth Marcano, otra docente, tuvo una experiencia preocupante hace dos semanas. Como inhaló mucho polvo, este descendió al aparato respiratorio y ella sintió una pesadez equivalente al concreto en el pecho. "Me asfixiaba. Fue algo desesperante. Nunca he sufrido de asma, pero últimamente me estoy enfermando de la respiración", cuenta.
Víctimas habituales. El perfil es la vulnerabilidad. Los niños, las mujeres embarazadas, las personas de la tercera edad y las personas con antecedentes de enfermedades respiratorias son los blancos más comunes de las plantas de concreto localizadas en zonas residenciales.
Ana Carvajal, miembro de la Sociedad Venezolana de Neumunología, asegura que laexposición a los elementos químicos producidos en fábricas de concreto o cemento puede ocasionar asma, conjuntivitis, irritación en la piel, silicosis, bronquitis, cáncer de pulmón, entre otras afecciones.
"Todo depende del grado de exposición, la predisposición física y la capacidad del viento para esparcir las partículas contaminantes. Un día de exposición, por ejemplo, puede ser suficiente para causar una bronquitis en una persona que sufra de enfermedades respiratorias", explica.
En la capital hay, por lo menos, seis fábricas de concreto y una de cemento en zonas urbanas. Además de la que está en El Paraíso, hay otras en Santa Eduvigis, La Carlota, Juan Pablo II de Montalbán, Santa Mónica y La Rinconada.
Edinson Ferrer, concejal de la Comisión de Ambiente del Cabildo Metropolitano, considera que el Gobierno no ha tomado medidas para evitar la instalación de estas plantas. "En las ordenanzas se indican que son zonas urbanas o verdes, pero esto no se ha acatado. Se pasa por encima de los municipios y los vecinos. También se hace caso omiso a la Constitución Nacional que expone el derecho de conservar el ambiente", asegura.
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